Discours en hommage à Fidel Castro (traduction en espagnol)

Le peuple cubain célébrait hier sa fête nationale. A cette occasion nous reproduisons ci-dessous la traduction en espagnol, ainsi que l’original en français du discours tenu par notre secrétaire fédérale, le 30 novembre 2016 en hommage à Fidel Castro, décédé quelques jours plus tôt:

Queridos amigos, queridos compañeros,


Con gran tristeza este sábado por la mañana nos enteramos de la muerte de nuestro compañero Fidel Castro. Aunque llevábamos unos tiempos pensando en este inevitable
término, la noticia causo un choque inmenso. Muchos entre nosotros han necesitado tiempo para darse cuenta, quedándose mudos, como negando la noticia. Nos hemos sentido enojados, indignados. Parecía irreal. ¿Comó tal injusticia había podido ocurrir? Este viernes 25 de noviembre nos ha quitado uno de los revolucionarios más excepcionales del siglo precedente y del principio de este. Un hombre tan precioso, un espíritu imprescindible. Varios entre nosotros solían esperar sus escritos, que se encontraban publicados a menudo en la prensa cubana. Sus pensamientos sobre la situación geopolítica internacional, sus consejos para una paz durable y para la preservación de nuestro medio ambiente. Nunca más podremos esperarlos.


No solamente el anuncio de tal noticia ha sido difícil de asimilar, pero también el tratamiento de esta información por ciertos medios de comunicación y hombres políticos franceses ha añadido algo de disgusto a la indignación inicial. Personalmente he huido los periódicos, los canales de radio, de televisión, que se alegraban de la muerte del Comandante Fidel Castro. Las palabras que hemos oído eran insoportables. Los anuncios triunfantes de « la muerte del terrible dictador sanguinario » y del « fin del siglo 20 en Cuba » me han sublevado y nos han sublevado a todos.

Por eso hemos deseado reunirnos esta noche. Frente a la desinformación generalizada, queremos recordar ciertas verdades y honrar la memoria de este gran hombre que dedico su vida a la lucha por la justicia social, por la paz, contra las dominaciones imperialistas y capitalistas en Cuba, en América Latina y en el mundo.


Escupir sobre Fidel Castro, es escupir sobre 12 millones de Cubanos, pero también sobre centenas de millones de seres humanos a través del mundo que reconocen, como nosotros esta noche, su grandeza y su inmensa estatura política. La Historia contemporánea ha sido marcada definitivamente por su pensamiento, por su lucha permanente para dar una voz a los que no tienen ninguna, para defender a los más humildes, a los más explotados, para llegar a un mundo más equitativo y justo. Este hombre que acaba de fallecer, era uno de los más grandes revolucionarios y dirigentes socialistas que el mundo ha conocido.


Unos predecían desde hace años, y anuncian de nuevo a lo grande que con su muerte la Revolución que fundó y consolidó se derrumbará. Esta es otra linda manera de insultar al pueblo cubano, de despreciar el poder de las masas y de sus ideas, de pisotear la Revolución. Sin embargo, al contrario, su muerte marcaraá una reafirmación de sus valores, un compromiso a seguir el camino revolucionario y construir una sociedad más justa y durable. Muchos se permiten hablar en lugar de los cubanos en vez de darles la palabra, pero los que como yo han pasado tiempo en Cuba pueden atestiguar del respeto y del aprecio de los que Fidel gozaba a los ojos de su pueblo. Que nuestros medios de comunicación vayan allá para ver si sus predicciones resultan verdaderas, si el pueblo cubano esta celebrando « la muerte del tirano », si hay disturbios, si la calle se ha vuelto el teatro de enfrentamientos para la caída del « terrible régimen ».


No. Que vayan a Cuba para darse cuenta del silencio, del choque y de la tristeza que mecen la isla, normalmente siempre tan alegre y animada. Que vayan a Cuba, que graben las lágrimas de los estudiantes de la universidad de la Habana. Que muestren los miles de cubanos que hacen filas para saludar a su Comandante una ultima vez, plaza de la Revolución. Que vayan a América Latina, África, Asia, encontrar a los médicos cubanos en misión para curar a los más pobres de esta tierra, y que descubran su tristeza y su amargura. Que lean los millones de homenajes y mensajes de solidaridad que llegan de todas partes. Que comparen por fin la dignidad de los humildes que lloran su muerte y la indecencia de los potentes que se alegran.


Fidel representa para los pueblos del mundo entero el que luchó victoriosamente para la independencia de su país, que resistió durante más de medio siglo a la guerra económica y mediática llevada por los Estados Unidos en contra de Cuba. Ha permitido a su pequeñita isla del Caribe, su pequeñito país ignorado y ultrajado, hacerse uno de los más grandes, unos de los más influyentes de la Historia contemporánea, alzarse sobre el podio mundial en materia de salud y educación, volverse una referencia en términos de solidaridad con los pueblos que sufren en el mundo, tratándose del apoyo a los movimientos de liberación y resistencia en Argelia, en Palestina, en Angola, en Namibia, en Etiopía, en África del Sur, o también de la ayuda médica e humanitaria en Indonesia, en Bolivia, en Brasil, en Haití…


Fidel Castro sacrificó su juventud y arriesgó su vida para liberar a su pueblo de la dictadura de Batista, de una época en la que Cuba era el burdel de los Estados Unidos, en la que el 47% de la población activa estaba privada de empleo, en la que el 44% nunca había tenido acceso a la escuela. Fidel Castro restauró la soberanía nacional. Devolvió las empresas al pueblo con nacionalizaciones, y la tierra a los campesinos con redistribuciones. Erradicó la miseria y el analfabetismo. Creó los mejores sistemas de salud y educación del Tercer Mundo, accesibles para todos, gratuitamente, sin condiciones.


La Revolución cubana llevada por Fidel Castro es : 135 000 médicos en misión voluntaria en 102 países diferentes para curar a más de 100 millones de personas, un sistema médico completamente gratuito, en el podio de los mejores sistemas de salud del mundo, con 6,4 médicos para 1000 habitantes (el doble de Francia), 4 vacunas contra el cáncer, la eliminación de la transmisión del VIH de madre a hijo… Pero la Revolución cubana también es : el acceso totalmente gratuito a la cultura y a la educación para todos, el 2ndo mejor sistema de educación mundial, un 99,9% de alfabetización… La Revolución cubana es pura y simplemente el 54% del presupuesto nacional dedicado a los servicios públicos primarios (educación, salud, cultura), una tasa de desarrollo humano entre las más elevadas del mundo, la tasa de mortalidad infantil la más baja de América y ninguna malnutrición infantil, el « paraíso internacional de la infancia » según los términos de un recién informe del UNICEF, ya que, por fin, 200 millones de niños duermen en las calles a través del planeta y ninguno es cubano.


Pues sí, la muerte de Fidel es un drama. Para el pueblo cubano, para los pueblos de América Latina, para todos los pueblos del mundo. Pero
no dejaremos que ningún enemigo de los pueblos transforme este drama en triunfo. ¿Qué triunfo? ¿Qué han ganado y que están celebrando los que se alegran hoy? Fidel ha cambiado su país, su continente, y la faz del mundo. Fidel sobrevivió a 638 tentativas de asesinato, a 10 presidentes de los Estados Unidos, a la Guerra Fría y al Período Especial. Fidel ha muerto, sí, pero en su tierra y junto a su pueblo, según sus propios términos. Fidel ha muerto, pero no lo han matado. Fidel ha muerto, pero no sus ideas, no Cuba, no la Revolución. Se ha ido, tranquilamente, dejando a un pueblo revolucionario determinado a nunca volver atrás, y esta es la prueba que ha vencido. Queda detrás de él una llama enorme ; la llama de la esperanza, de la lucha, de la Revolución. Ya no la cuidara él, pero seremos millones para tomar el relevo.


Entonces, que los que se felicitan de su muerte sepan que no tienen nada que celebrar, porque no han ganado nada. Es Fidel quien ha ganado. Somos nosotros todos. Fidel se ha ido pero siempre vivirá en nuestras memorias, nuestros corazones, nuestros ideales, nuestras luchas. Fidel Castro ya no esta físicamente, pero ahí esta inmortal. Mantendremos nuestro compromiso, orgullosos del legado que nos ha dejado, y seguiremos luchando por un mundo mejor. Esta noche y para siempre, nos asociamos a la pena del pueblo cubano y seguiremos a su lado, para la continuación del socialismo, el levantamiento del bloqueo estadounidense y la restitución de Guantánamo.


¡VIVA LA REVOLUCION, VIVA CUBA LIBRE, VIVA FIDEL!

Chers amis, chers camarades,

C’est avec une grande tristesse que nous avons appris samedi matin le décès de notre camarade Fidel Castro. Même si depuis quelques temps nous pensions souvent à cette issue inévitable, la nouvelle a causé un choc immense. Nombre d’entre nous ont mis longtemps à réaliser, restant muets, dans une sorte de déni. Nous étions en colère, indignés. Cela semblait irréel. Comment une telle injustice a-t-elle pu avoir lieu? Ce vendredi 25 novembre nous a enlevé l’un des révolutionnaires les plus exceptionnels du siècle précédent et de ce début de siècle. Un homme si précieux, un esprit indispensable. Plusieurs parmi nous avaient l’habitude d’attendre ses écrits, qui paraissaient régulièrement dans la presse cubaine. Ses réflexions sur la situation géopolitique internationale, ses conseils pour une paix durable et pour la préservation de notre environnement. Nous ne pourrons plus jamais les attendre.

Non seulement l’annonce d’une telle nouvelle a été dure à encaisser, mais le traitement de cette information par certains de nos médias et hommes politiques a rajouté de l’écœurement à l’indignation. J’ai personnellement fui les journaux, les radios, les télévisions, qui se réjouissaient de la mort du Commandant Fidel Castro. Les propos tenus sur son compte étaient insupportables. Les annonces triomphantes de « la mort du terrible dictateur sanguinaire » et de « la fin du 20ème siècle à Cuba” m’ont révolté et nous ont tous révolté.

Voilà pourquoi nous avons tenu à nous rassembler ce soir. Face à la désinformation générale ambiante, nous souhaitons rappeler certaines vérités et honorer la mémoire de ce grand homme qui a dévoué sa vie à la lutte pour la justice sociale, pour la paix, contre les dominations impérialistes et capitalistes à Cuba, en Amérique Latine et dans le monde.

Cracher sur Fidel Castro, c’est cracher sur 12 millions de Cubains, mais aussi sur des centaines de millions d’êtres humains à travers le monde qui reconnaissent, comme nous ce soir, sa grandeur et son immense stature politique. L’Histoire contemporaine a définitivement été marquée par sa pensée, par sa lutte permanente pour donner une voix à ceux qui n’en ont pas, pour défendre les plus pauvres, les plus exploités, pour parvenir à un monde plus équitable et juste. Cet homme qui vient de nous quitter, c’était un des plus grands révolutionnaires et dirigeants socialistes que le monde ait connu.

Certains prévoyaient depuis des années et annoncent de nouveau en grande pompe qu’avec sa mort, la Révolution qu’il a fondée et consolidée s’écroulera. Voilà encore une fois une belle manière d’insulter le peuple cubain, de mépriser le pouvoir des masses et de leurs idées, de piétiner la Révolution. Pourtant, au contraire, sa mort marquera une réaffirmation de ses valeurs, un engagement à poursuivre le chemin révolutionnaire et à construire une société plus juste et durable. Beaucoup se permettent de parler pour les cubains au lieu de leur donner la parole, mais ceux qui comme moi ont passé du temps sur place peuvent témoigner du respect et de l’estime dont Fidel jouissait auprès de son peuple. Que nos médias aillent là-bas pour constater si leurs prédictions s’avèrent vraies, si le peuple cubain est en train de fêter « la mort du tyran », si des débordements ont lieu, si la rue est le théâtre d’affrontements pour la chute du « terrible régime ».

Non. Qu’ils aillent à Cuba pour se rendre compte du silence, du choc et de la tristesse qui bercent l’île, d’habitude toujours si joyeuse et animée. Qu’ils aillent à Cuba, qu’ils filment les larmes des étudiants de l’université de la Havane. Qu’ils montrent les milliers de cubains qui font la queue pour aller saluer leur commandant une dernière fois, place de la Révolution. Qu’ils aillent en Amérique Latine, en Afrique, en Asie, rencontrer les médecins cubains en mission auprès des plus pauvres de cette terre, et qu’ils découvrent leur tristesse et leur amertume. Qu’ils lisent les millions d’hommages et messages de solidarité qui arrivent de toutes parts. Qu’ils comparent enfin la dignité des humbles qui pleurent sa mort, et l’indécence des puissants qui s’en réjouissent.

Fidel représente pour les peuples du monde entier celui qui a lutté victorieusement pour l’indépendance de son pays, qui a résisté pendant plus d’un demi-siècle à la guerre économique et médiatique menée par les États-Unis contre Cuba. Il a permis à sa toute petite île des Caraïbes, son petit pays ignoré et bafoué, de devenir l’un des plus grands, l’un des plus influents de l’Histoire contemporaine, de se hisser sur le podium mondial en matière de santé et d’éducation, de devenir une référence en termes de solidarité avec les peuples qui souffrent dans le monde, qu’il s’agisse du soutien aux mouvements de libération et de résistance en Algérie, en Palestine, en Angola, en Namibie, en Éthiopie, en Afrique du Sud, ou encore de l’aide médicale et humanitaire en Indonésie, en Bolivie, au Brésil, à Haïti…

Fidel Castro a sacrifié sa jeunesse et risqué sa vie pour libérer son peuple de la dictature de Batista, d’une époque où Cuba était le bordel des États-Unis, où 47% de la population active était privée d’emploi, où 44% n’avait jamais eu accès à l’école. Fidel Castro a restauré la souveraineté nationale. Il a restitué les entreprises au peuple en les nationalisant, et la terre aux paysans en la redistribuant. Il a éradiqué la misère et l’analphabétisme. Il a créé les meilleurs systèmes de santé et d’éducation du Tiers Monde, accessibles à tous, gratuitement, sans conditions.

La Révolution cubaine menée par Fidel Castro c’est 135 000 médecins en mission bénévole dans 102 pays différents pour soigner plus de 100 millions de personnes, un système de médecine complètement gratuit, sur le podium des meilleurs systèmes de santé du monde, avec 6,4 médecins pour 1000 habitants (le double de la France), 4 vaccins contre le cancer, l’élimination de la transmission du VIH de la mère à l’enfant… Mais la Révolution cubaine c’est aussi l’accès totalement gratuit à la culture et à l’éducation pour tous, le 2ème meilleur système d’éducation mondial, 99,9% d’alphabétisation… La Révolution cubaine c’est tout simplement 54% du budget national dédié aux services publics primaires (éducation, santé, culture), un taux de développement humain parmi les plus élevés au monde, le plus faible taux de mortalité infantile d’Amérique et aucune malnutrition infantile, le « paradis international de l’enfance » selon les termes d’un récent rapport de l’UNICEF, car enfin, 200 millions d’enfants dorment dans les rues à travers la planète et aucun n’est cubain.

Alors oui, la mort de Fidel est un drame. Pour le peuple cubain, pour les peuples d’Amérique Latine, pour tous les peuples du monde. Mais nous ne laisserons aucun ennemi des peuples transformer ce drame en triomphe. Quel triomphe? Qu’ont-ils gagné et que célèbrent-ils ceux qui se réjouissent aujourd’hui? Fidel a changé son pays, son continent, et la face du monde. Fidel a survécu à 638 tentatives d’assassinat, à 10 présidents des États-Unis, à la Guerre Froide et à la Période Spéciale. Fidel est mort oui, mais après avoir écrit l’Histoire. Fidel est mort, mais sur sa terre et auprès de son peuple, selon ses propres termes. Fidel est mort, mais ils ne l’ont pas tué. Fidel est mort, mais pas ses idées, pas Cuba, pas la Révolution. Il est parti, tranquillement, laissant derrière lui un peuple révolutionnaire déterminé à ne jamais revenir en arrière, et c’est bien la preuve qu’il a vaincu. Il reste derrière lui une flamme énorme; celle de l’espoir, de la lutte, de la Révolution. Il ne l’entretiendra plus, mais nous serons des millions à porter son flambeau.

Alors, que ceux qui se réjouissent de sa mort sachent qu’ils n’ont rien à fêter, car ils n’ont rien gagné. C’est Fidel qui a gagné. C’est nous tous. Fidel nous a quittés mais il vivra toujours dans nos mémoires, dans nos cœurs, dans nos idéaux, dans nos luttes. Fidel Castro n’est plus là physiquement, mais le voilà immortel. Nous maintiendrons notre engagement, fiers de l’héritage qu’il nous a laissé, et nous continuerons de lutter pour un monde meilleur. Ce soir et pour toujours, nous nous associons à la peine du peuple cubain et nous resterons à ses côtés, pour la poursuite du socialisme, la levée de l’embargo américain et la restitution de Guantanamo.

VIVA LA REVOLUCION, VIVA CUBA LIBRE, VIVA FIDEL!

Publié par Jeunes Communistes de la Loire